WORKFLOWS THAT MATTER – Francesc Rifé

 
 


Hoy visitamos el estudio del interiorista Francesc Rifé. Un diseñador que destaca por sus proyectos minimalistas, donde geometría, proporción y artesanía se unen para elaborar propuestas contundentes y a la vez sosegadas, con proyectos, nacionales e internacionales, que abarcan desde diseño de interiores hasta diseño industrial en los sectores comercial y privado. Hemos querido preguntarle a Francesc Rifé, ¿que considera que caracteriza y/o define sus proyectos y su manera de trabajar?

“Yo creo que lo que nos define como despacho es el orden, la base del despacho se rige mucho por este concepto, y esto nos permite equilibrar mucho el espacio, las proporciones a la escala humana: a veces hacemos proyectos de grandes dimensiones que son un poco descontrolados de proporción a escala humana. A la hora de trabajar en el equipo incidimos mucho en que esta premisa del orden sea la base de cada proyecto.”

Vuestro estudio es de interiorismo, pero la manera de abordar los proyectos es muy arquitectónica a la vez el detalle hace pensar en esa relación con el diseño industrial ¿a que se debe esta manera de trabajar?

“El despacho nace inicialmente del mundo del interiorismo, pero ahora se mezcla mucho con arquitectura. El interiorismo era una profesión algo incomprendida por mucha parte de la cultura, Barcelona fue un ejemplo especial donde desde hace muchos años se daba cierto valor al mundo del interiorismo, la generación de la Barcelona del 92, Fernando Salas, Alfredo Arribas y Eduard Samsó, era la que yo veía cuando estudiaba lo que ahora sería mi profesión. Y luego yo, por mi manera de pensar, hacía estudios del diseño de producto, ligado al interiorismo, para tener una formación relacionada con el detalle más allá de la parte decorativa. Nuestro interiorismo, por este orden, está muy ligado a lo que hacen los arquitectos, en mi profesión yo siempre he dicho que la buena arquitectura suple toda decoración. Ejemplo de ello es el gran arquitecto David Chipperfield que llega a los dos puntos con excedencia, otros no llegan a ese punto de detalle y ahí es donde intervenimos nosotros. Ahora, ha sido al revés, cuando hemos hecho mucha arquitectura es porque el cliente lo ve del dentro para afuera, con lo cual lo que hacemos es llevar el espacio interior hacia el exterior. De hecho, en algunos de los proyectos que hacemos ahora el exterior y el interior van totalmente ligados sin un límite claro que los separe.”

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“El diseño de producto es casi igual que hacer arquitectura, yo creo que incluso lleva más tiempo. El mercado está tan saturado de productos que cuando una marca te habla de hacer una nueva silla tu piensas ¿otra silla? Se cambian las sillas casi por una sensación de cambio y no por necesidad. Hacer una silla hoy en día está en el pequeño detalle. Incluso te dicen: esta silla se parece. ¡Pues claro que se parecen! Todas tiene cuatro patas. Por eso es tan difícil llegar a ese punto y ser innovador en producto. Suerte que la innovación en los materiales ha permitido el rediseño de muchas cosas por temas de proporción, de durabilidad, de la simplicidad en material etc.”

¿Además del orden podrías decirnos otra característica que os identifica, destacarías algo más?

“El punto de partida es el orden, pero aparte yo le doy mucha importancia a la atemporalidad de las cosas. Con el orden consigues esa atemporalidad, incluso la calidez y la proporción. Esa atemporalidad también lo hace ecológicamente viable. Al final la mejor manera de que las cosas sean sostenibles es que tengan una larga durabilidad y que no caduquen tanto a nivel material o visual. Conseguir esa atemporalidad es importante en un mundo de cambio donde interesa que cambien las cosas para vender y mover dinero. Seguramente soy un mal recurso comercial pero siempre buscamos esa atemporalidad.

A parte de los valores mencionados, le doy mucho valor al equipo. Tras el largo confinamiento nos hemos dado cuenta de que somos imprescindibles, desde el que hace los renders hasta el administrativo. Afortunadamente el equipo lleva un tiempo junto, con lo cual es mucho más fácil entendernos, todos son apasionados por la profesión y esto ayuda mucho, además tenemos las ideas bastante similares. Hemos llegado a un momento feliz en cuanto a la parte de diseño. Lo que sí creo que tengo, es que para mí la profesión es una manera de vivir, soy 24 horas lo mismo, siempre intento inculcar mucha pasión. Esto hace más fácil la relación con todos. Somos gente de trinchera (sobretodo yo). Me gusta mucho pisar la obra, el taller, y paso mucho tiempo fuera del despacho dibujando. Ellos ya están acostumbrados a recibir los inputs vía telemática. El éxito de llegar a ese grado de detalle es porque estamos muy encima de la obra. Esto le da sentido y coherencia a lo que hacemos.

Comentas que gracias al confinamiento se ha puesto más de manifiesto lo imprescindible que es cada persona del estudio, ¿podrías contarnos un poco más sobre el equipo, como se estructura y como os complementáis?

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“El despacho, aunque no guste oírlo, yo estoy en todo, intento siempre estar ahí. El despacho ahora tiene una estructura bastante horizontal. Estoy yo, pero luego cada persona lleva uno o varios proyectos. Siempre hay algún responsable que gestiona conmigo el proyecto. Todo el mundo está muy involucrado en los proyectos, pero siempre hay unos responsables. La estructura es muy horizontal, te diría, casi auto-ejecutable. Cada persona vive de primera línea las cosas. Antes era más complicado cuando el equipo era más joven, pero ahora ha adquirido experiencia y nos permite confiar en ellos.”

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“Los clientes, muchas veces exigen verme a mí. Mi trabajo es educar al cliente y pasa por introducir a esa persona o personas que también serán responsables del proyecto. Yo creo que la gente lo va entendiendo. Aunque yo siempre estoy allí, nunca desaparezco del proyecto, hasta el día de hoy.”

Podrías hablarnos de la materialidad de los proyectos, ¿cómo hacéis la selección de los materiales de un proyecto en vuestro estudio?

“Los clientes, muchas veces exigen verme a mí. Mi trabajo es educar al cliente y pasa por introducir a esa persona o personas que también serán responsables del proyecto. Yo creo que la gente lo va entendiendo. Aunque yo siempre estoy allí, nunca desaparezco del proyecto, hasta el día de hoy.”

Podrías hablarnos de la materialidad de los proyectos, ¿cómo hacéis la selección de los materiales de un proyecto en vuestro estudio?

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¿Podrías hablarnos como ha sido el proceso de internacionalización del estudio?

“La internalización del estudio es un proceso de trabajar mucho e intentar comunicar muy bien lo que hacemos. Las redes sociales han sido clave para llegar a fuera, al menos a nivel comunicación. Es verdad que hace tiempo, haciendo proyectos aquí, el cliente nos ha llevado a otros proyectos fuera. Hay muchos clientes que repiten, ya sea nacional o internacional. Los últimos 5 años han sido increíblemente exagerados la cantidad de proyectos hechos fuera proporcionalmente comparado con los que hemos hecho aquí. Me ha permitido aprender mucho de otra gente, paisajes, culturas. La evolución del despacho viene marcada por estos viajes y conocimientos de nuevas culturas. Al final directa o indirectamente lo acabas aplicando en otros proyectos. Al final intentamos no tematizar y seguir una evolución del estudio, cogiendo esas culturas, para que cada proyecto en cada zona tenga un punto nuestro, pero también un punto importante de cada lugar. ¿Cómo lo llevamos? Bueno, esto lo llevamos casi diría que mejor que aquí. El primer proyecto europeo, donde la exigencia es alta, un hotel en Berlín ha ido muy bien pues al final en la empresa ganadora que hizo el proyecto del hotel eran más perfeccionistas que yo, por eso fue fácil. En Japón, fue el primer proyecto exagerado que hice, el grado de perfección de los japoneses es muy alto, la suerte es haberme encontrado con clientes que querían las cosas más perfectas de lo que yo pensaba que llegaríamos.”

“Ha sido diferente en Sudamérica, donde a veces tienes una perspectiva diferente, pero por el contrario ha sido maravilloso, allí hay tradición más artesanal y yo he contemplado diseñar cosas menos tecnológicas y más manuales. La percepción del proyecto ha sido maravillosa y el conocimiento de técnicas y materiales autóctonos nos ha permitido hacer cosas muy interesantes desde el punto de vista creativo. Otro país que me ha sorprendido gratamente ha sido China. En los últimos años hemos hecho muchas cosas allá. Siempre tenemos el concepto que lo chino es de segunda, y es lo contrario, creo que mis mejores proyectos con diferencia han sido allá. También hemos tenido la suerte de trabajar con una constructora dirigida con gente formada en Estados Unidos con los que técnicamente nos entendíamos muy bien. En general la relación con el mundo internacional no es que sea mejor, pero si muy gratificante. Allí se ha llegado al extremo total del detalle.”

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Ya se que es difícil esta pregunta, pero ¿podrías escoger un proyecto del cual te sientes especialmente orgulloso o recuerdas con especial cariño?

“Es muy difícil de decir. Quizás el proyecto de una firma Italo-francesa, ASH, de zapatería y complementos, de un nivel de lujo medio, que hizo la entrada en el mundo oriental creando una imagen que no tenía para Asia, pero luego también se ha llevado a Europa e incluso Estados Unidos. Este proyecto tiene tanta información que no se ve, que yo estoy muy feliz con el proyecto, tiene muchas raíces culturales, técnicas humanas, sociales y culturales. Muchas veces, al final la gente sólo ve un colgador de ropa, pero detrás de ello hay mucho, podría estar hablando durante muchas horas de este proyecto. Es lo que se espera de los proyectos, que además de tener un sentido estético y simplemente funcional, cumpla también una serie de matices que nos llenen a nosotros, al cliente y, en este caso a la prensa, que lo ha publicado mucho. Todo ha sido un viaje muy perfecto ¡hasta hemos cobrado!”

“Se le ha dado un valor. Yo siempre digo que somos baratos, metafóricamente, porque si conseguimos hacer un proyecto con el dinero que te dan y encima tiene éxito en el sentido del valor que se le ha dado al cliente, pues al final lo que te pagan es ridículo con el coste de la obra y con todo este proceso. Si el profesional es serio y el cliente también, siempre todo esto es económicamente hablando super rentable.”


¿Como ves a Francesc Rifé Studio en el futuro, cómo os veis dentro de cinco años?

Dentro de 5 años no sé qué pasará, además después del COVID, pero yo es que no quiero cambiar, yo soy feliz haciendo así. El despacho ya ha crecido bastante, tampoco quiero crecer más, pues no tendré opción de estar en todos los proyectos. En 5 años espero y me veo igual que ahora. No te diré haciendo proyectos más grandes o pequeños, pues aquí hacemos ambos tipos, y les dedicamos el mismo tiempo. No sé cómo me veo, me veré mayor, espero no tener tanta mala ostia (¿se puede decir esto?). Es un mundo que te hace un poco perder los nervios. Si tú eres muy rígido en cumplimiento de las bases y los acabados pues te enfadas continuamente. Espero en estos 5 años haber conseguido el relax mental que me permita cogerlo todo de una manera menos pasional. Al final te das cuenta de que es un sufrimiento de uno mismo, al final las cosa no van ni mejor ni peor, van como van. Tengo que mejorar más en la sicología que en la manera de hacer las cosas, porque ya estamos contentos como van.


Muchas gracias por recibirnos y abrirnos vuestro despacho de esta manera tan generosa y cercana, es un placer ver la pasión por el diseño en cada detalle del estudio y de vuestros proyectos, se respira lo que comentabais sobre ser 24 horas al día diseñador.

WORKFLOWS THAT MATTER – Batlle i Roig